martes, 5 de julio de 2011

"Frutas, Tienda y Pulpería": Experiencia vivida en la Comunidad de Los Guido.

El primer día que fui a la comunidad de Los Guido, me sentí nerviosa y asustada; en algún momento deseé no realizar ningún trabajo en la comunidad. Durante muchos años, la perspectiva de Los Guido se presentaba en los medios de comunicación, etc., como un lugar indeseable para visitar y mucho más para vivir.

El primer día que llegamos a conocer la comunidad con los de la Fundación Costa Rica- Canadá, nos recibieron con una “pedrada”, cerca del colegio. En ese instante, me sentí aún más vulnerable, pues andaba en un sitio desconocido, con personas desconocidas.

Conforme fuimos realizando las visitas, me dí cuenta que estaba completamente equivocada, ya que, el barrio no era tan peligroso como imaginaba. Era un sitio como muchos de los lugares de la capital –similar al sitio en el que vivo-, con sus negocios, casitas de lata y de cemento, basura en algunos sitios y en otros no tanto, indigentes y vagabundos en las calles y gente trabajadora y responsable, adolescentes estudiosos y familias respetables y honestas.

En mi grupo decidimos trabajar con las economías locales y de subsistencia que surge producto de los pequeños negocios –pulperías, tiendas, panaderías, verdulerías, etc.- presentes en la comunidad. El segundo día de visita a la comunidad conocimos a doña Lizeth y don Antonio, doña Doris, don Francisco y doña Cecilia; todos vecinos de la comunidad de Los Guido desde la fundación de la misma.

Lejos de enfocarnos en sus negocios, nos dimos cuenta de la importancia expresada tras sus historias. No se trataba sólo de hacer preguntas sobre sus negocios o economía, sino que, tras cada pregunta que hicimos había una historia de superación, de perseverancia, de momentos difíciles y momentos buenos, de recuerdos familiares y vecinales.

Las personas que conocimos son el reflejo de personas luchadoras, perseverantes, de familias responsables y honestas que salen adelante día a día mediante los esfuerzos que implica tener esos negocios. Negocios que lejos de ser representativos en la parte económica, son enlace de relaciones vecinales, de “cadenas de solidaridad” entre personas que bajo las mismas condiciones se establecieron en Los Guido y han sabido sacar adelante a su comunidad.

El curso Antropología Visual, fue realmente productivo, tanto en el aspecto académico como personal. En este trabajo, la fotografía nos permitió dar un acercamiento a la comunidad, a reflejar mediante las mismas, la importancia de dichos negocios en la vida de esas personas; de igual manera, como antropólogos en proceso, la experiencia vivida me impulsó a un verdadero e interesante trabajo de campo.

Trabajo de campo en donde se presentaron dificultades o en donde muchas veces los sentimientos y emociones salían a relucir por parte de los informantes y en algunas ocasiones de mi parte también. Saber mantener la actitud, el respeto, la confianza, la prudencia, saber en qué momentos manejar el silencio y en qué momentos iniciar la plática, fueron situaciones que aprendimos a lidiar en nuestro trabajo de investigación.

Con respecto a la presentación del trabajo final en la comunidad, los charcos en el parque, la carga de arena en carretillos, el sol y el viento, fueron parte importante en la experiencia del día. Sin embargo, quisimos reflejar de la mejor manera nuestro trabajo mediante las fotografías y el montaje de las mismas.

Fue bastante satisfactorio terminar el montaje de las fotografías y ver a las personas de la comunidad emocionadas viendo a sus vecinos o locales de su sector reflejados en las fotos. Creando “Cadenas de solidaridad” y “Cadenas de Convivencia” entre los invitados de la comunidad y entre los mismos compañeros de clase, profesora y compañeros de la fundación, unidos en la actividad final del sábado 2 de julio del 2011.

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