martes, 5 de julio de 2011

Imágenes e imaginarios en la comunidad de los Guido, Desamparados.

Respecto al curso, realmente existían muchas expectativas, la promesa de aprender algo nuevo. La antropología tal como se ve en revistas, una vertiente de la antropología que coquetea abiertamente con el arte y sus disciplinas. Con la antropología visual como herramienta, las oportunidades realmente parecen ser infinitas, pues la vida está compuesta de imágenes, en todo lo que hacemos y los que somos los seres humanos. En todas nuestras facetas.
Es así como llegamos a aproximarnos a uno de los paisajes de la realidad de muestro país, la pobreza urbana, particularmente en torno a la comunidad de Los Guido de Desamparados.
Trabajar con estas personas fue increíble, ciertamente en mi caso, estas personas rompieron un montón de esos estereotipos y preconceptos que uno se va formando a lo largo de la vida respecto lo que se dice y no se dice de los habitantes de Los Guido.

El equipo en el que trabajé, se enfocó en las economías locales y las familias que están detrás y frente al proceso de configuración de algunos de los muchos negocios que ahí se encuentran. Trabajamos con tres casos, por medio de los cuales conocimos personas realmente admirables que se abrieron con nosotros, y fueron muy gentiles. Además fue muy satisfactorio ver que el proyecto les emocionaba y que como antropólogos en formación la aproximación no fue tan dificultosa ni tan aparatosa

Como equipo logramos responder a nuestros objetivos, y además nos enseñó a trabajar dentro de una dinámica en la que los inconvenientes no faltaron. A pesar de ello, los superamos.

En otras palabras, como ejercicio, fue inmensamente nutritivo. La fotografía como medio, fue el instrumento que nos permitió explorar dinámicas, objetos, ideas y más importante aún, personas que de otra forma no habríamos conocido. Individualmente siento que me permitió adentrarme en lo que es cierto, lo que no es cierto y además lo que es complejo de las situaciones que diariamente se viven en una comunidad urbano marginal. Ya que a medida que se desarrollaba el proceso investigativo y creativo, fue posible ir conociendo cada vez más los aspectos que solo tienen aplicación en lo cotidiano, y en los libros no se puede encontrar, pues no se logra transmitir. La experiencia, el estar ahí.

Termino este curso con la certeza de haber aprendido y disfrutado mucho la experiencia, pormenorizando los viajes cansados, el tiempo cambiante, las carreras, el miedo, la incertidumbre, la alegría y la esperanza, pienso que fue un privilegio haber trabajado con Doña Doris, Doña Lizeth y Don Toño, Doña Cecilia y Don Francisco. Además de otros personajes que nos facilitaron mucho las cosas como Don Carlos, Doña Oliva, e incluso Don Urbano.


Andrea G Orúe A82764

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